Radhruin, según se nos cuenta en El Silmarillion, era uno de los últimos doce compañeros proscritos de Barahir, en concreto uno de los nueve fieles servidores de su casa, cuyos nombres se recuerdan en las canciones de los Noldor.

Al igual que sus demás compañeros, Radhruin lo había perdido todo, pues sus casas habían sido destruídas y sus mujeres e hijos habían sido capturados o asesinados. Al no recibir noticias ni ayuda desde Hithlum y al ser perseguidos como bestias salvajes, se retiraron a las altas y yermas tierras por encima de los bosques. Por estas tierras erraron durmiendo al raso sobre los brezales, manteniéndose lo más lejos posible de los espías de Morgoth.